Cuando no percibo un riesgo ¿no existe riesgo?
En nuestras rutinas diarias estamos continuamente enfrentándonos a riesgos y, en función de la valoración que les damos (verdaderos peligros, o bien, riesgos mínimos o controlados), e incluso en función de si llegamos a percibirlos, actuamos de un modo u otro, tratando de prevenirlos o, simplemente, ignorándolos.