El diario Expansión publica esta reflexión sobre las repercusiones que tendrá para las ingenierías españolas el conflicto de las obras del Canal de Panamá.
C. Morán. Expansión.
El presidente de Sacyr, Manuel Manrique, destacó esta semana la excelencia de la ingeniería española para defender la calidad de su trabajo en Panamá, donde, junto a sus socios locales, belgas e italianos, intenta terminar en plazo y sin demasiadas pérdidas las obras del tercer juego de esclusas del Canal de Panamá. Será, en todo caso, con el permiso del administrador de la infraestructura, enfrentado a Sacyr después de que el consorcio liderado por el grupo español amenazase en año nuevo con paralizar las obras por falta de liquidez. No se sabe aún cómo se resolverá este enfrentamiento de alcance internacional, pero lo que sí ha dejado al descubierto son las miserias de la ingeniería española, profesión muy desprestigiada por sus propios miembros debido a luchas intestinas, crisis de sus órganos de representación y falta de atención por parte de las autoridades educativas, entre otros factores. «Cada vez son más frecuentes las denuncias entre ingenierías españolas en el exterior», apunta el directivo de uno de los mayores grupos del sector que el año pasado tuvo que despedir a más de 200 empleados cualificados por la dramática caída de actividad. Es bien conocido entre las ingenierías el grave enfrentamiento entre Typsa y Ayesa en Panamá a raiz del proyecto de construcción de la Linea 1 del Metro en la capital del país en 2010.
La batalla empresarial, con graves acusaciones entre los dos grupos, provocó incluso la intervención del exministro de Fomento, José Blanco. Finalmente, Ayesa ganó el contrato a Typsa a costa de una enemistad probablemente ya irreparable. Heridas sin cicatrizar Ese enfrentamiento abrió una herida en el gremio español que nunca llegó a cicatrizar y que se ha abierto recientemente después de que Ayesa haya vuelto a ser acusada por sus rivales de utilizar practicas «poco nobles» para quitarse de en medio a competidores españoles en un concurso en Colombia. Según sus detractores, Ayesa usó el vacío legal en España por la no homologación de las titulaciones de los ingenieros españoles anteriores al plan Bolonia (grado, máster y doctorado) para atacar la oferta de Intecsa-Inarsa, que surtió efecto. La falta de homologación de los títulos figura como uno de los grandes tumores del sector, al que el Gobierno español aún no ha sabido dar una respuesta pese a las insistentes peticiones de las empresas de ingeniería. «La falta de reconocimiento supone una importante desventaja comparativa en el extranjero, ya que otros países sí han homologado los títulos, por lo que sus profesionales están mejor posicionados que los españoles», denunciaba hace unos días la patronal Tecniberia, a la que muchos de sus miembros acusan de haber reaccionado demasiado tarde para abordar este problema. Lo cierto es que Tecniberia está atravesando sus horas más horas bajas y perdiendo peso debido, entre otras razones, a la salida de socios como Ayesa el pasado diciembre, en desacuerdo por el modo en el que se llevó a cabo el último proceso electoral en la organización empresarial, y Euroconsult, que el 1 de enero se dio de baja por considerar, según las fuentes consultadas, que no representa ni defiende sus intereses.
Dudas sobre el futuro de la patronal Las dudas sobre el futuro de la patronal es aún mayor después de que Fidex, la plataforma creada por el grupo de empresas más representativas del sector (Eptisa, Euroconsult, Euroestudios, Getinsa, Aecom, Intecsa, Inypsa, Paymacotas, Typsa y Tecnicas Reunidas) haya eliminado la cláusula que sólo permitía a socios de Tecniberia ser miembro de la institución, «lo que puede suponer un paso más en la disolución de la patronal de ingenierías», aseguran desde las empresas consultadas. Para dar altavoz a sus reivindicaciones, Fidex ha fichado como asesor a Miguel Ángel Rodríguez, ex portavoz del Gobierno de José María Aznar en 1996. Por si fueran pocos los daños, se suman los problemas de tesorería de Tecniberia, que tiene que encontrar 300.000 euros de inmediato para hacer frente a la multa de Competencia por una presunta fijación de precios de referencia. La crisis de la ingenierías españolas también es fruto de la drástica caída de la actividad en España, donde las grandes unidades inversoras han reducido sensiblemente la contratación de servicios de ingeniería. La licitación de contratos públicos de ingeniería por parte de la Administración General del Estado en 2012 bajó un 22%, hasta los 189 millones de euros. Suponen 53 millones menos que el año anterior y «el deterioro será aún mayor en 2013», advierten los damnificados que no ven una salida rápida ni clara de esta crisis sectorial a la que solo le están dando repuesta los grupos con una gran peso de la cartera internacional.
El sector de la ingeniería española, en horas bajas,Empresas y Finanzas. Expansión.com