Los trabajadores deberán conocer el uso de los equipos de extinción que
existan en la proximidad de la zona de trabajo.
Si un trabajador descubre un incendio debe:
Mantener la calma.
Avisar lo más rápidamente posible a cualquier compañero y, si es posible,
a su jefe inmediato.
Evaluar la situación y, si piensa que puede dominarlo, atacar el incendio
con el extintor adecuado, teniendo en cuenta que los extintores portátiles sólo
son eficaces ante conatos de incendio.
Si no lo controla, dar la alarma.
Hasta que llegue ayuda, cerrar todas las puertas y ventanas, si puede
hacerlo sin riesgo, y situarse en lugar seguro.
Antes de emplear un extintor debe comprobarse que es el adecuado para el
tipo de fuego presente.
Si el fuego se produce en una instalación eléctrica, se cortará la corriente antes
de iniciar la extinción, si ello es posible. Si no lo es, se procederá a atacar el fuego
tras asegurarse del completo aislamiento eléctrico de las personas que intervengan.
Cuando se empleen extintores de CO2, se utilizarán guantes y nunca se colocará
la mano sobre la boquilla difusora. Dicha boquilla se cogerá por el mango que
posee al efecto, para evitar quemaduras por congelación.
En los fuegos de gases se intentará cortar su suministro, por lo que debe
conocerse la ubicación de las válvulas de cierre.
Una vez controlado un incendio, debe comprobarse que está completamente
apagado y eliminados los focos de temperatura elevada antes de abandonar el
lugar. Si se han producido humos de la combustión, debe ventilarse la zona.
El fuego se atacará de espaldas al viento o a favor de las corrientes de aire en
el interior de los edificios.
Una vez utilizado un extintor, aunque su uso haya sido mínimo, no se volverá
a colocar en su sitio y se entregará para su recarga, siendo inmediatamente
sustituído por otro completamente cargado.
Los extintores se ubicarán sobre paramentos verticales a una altura que no
superará los 1,70 metros contados desde el suelo hasta la parte superior del aparato.
Nunca se colocarán objetos de ningún tipo sobre los extintores o en su entorno
que dificulten su visibilidad o su accesibilidad.
Comprobar que los extintores han pasado la inspección anual obligatoria y la
prueba quinquenal de presión hidrostática, efectuadas por personal especializado.