El pulso es una constante vital que nos informa sobre el sistema circulatorio y el funcionamiento del corazón. El pulso debe ser regular y rítmico y percibirse con cierta intensidad.
Si tomamos el número de pulsaciones en un minuto sabremos la frecuencia cardíaca. La frecuencia cardíaca normal en un adulto en reposo es de 60 - 80 latidos por minuto. Cuando el pulso es débil, rápido (más de 120 pulsaciones por minuto) o no es rítmico, ésto es indicativo de que algo está fallando en el sistema circulatorio.
El pulso debe tomarse con dos dedos; el índice y el corazón. Con el índice se presiona la arteria contra el hueso y, con el corazón, se percibe el pulso. Hay distintos puntos donde puede tomarse el pulso.
Cuando el punto donde tomamos el pulso está alejado del corazón estamos tomando un pulso periférico (por ejemplo, el pulso radial). Si la zona donde tomamos el pulso está próxima al corazón, el pulso es central (por ejemplo, el pulso carotídeo).
El pulso periférico desaparece cuando la presión sanguínea o tensión arterial es baja (por ejemplo, en un desmayo), y ésto puede hacernos pensar que se ha parado el corazón. Por ello, sólo debe utilizarse el pulso periférico en personas que se encuentran bien.
Palpe la nuez | Deslice los dedos al surco que hay junto a la misma |
RECUERDE: