Un trabajo con contenido es aquel que permite al trabajador sentir que sutrabajo sirve para algo, que tiene utilidad en el conjunto del proceso en que se desarrolla y para la sociedad en general, y que le ofrece la posibilidad de aplicar y desarrollar sus conocimientos y capacidades.
Para que un trabajo sea interesante debe ser variado, debe tener una cierta multiplicidad de tareas y de atribuciones, lo que permite, además, regular mejor la carga de trabajo. Pero debe tenerse en cuenta que el enriquecimiento del trabajo, si es una reestructuración hacia una mayor carga horizontal, no es enriquecimiento sino que supone un aumento de carga de trabajo. El enriquecimiento de tareas ha de darse en una mejora vertical, de modo que se consiga verdaderamente un enriquecimiento psicológico mediante el trabajo al aumentar el grado de control sobre el propio trabajo y la introducción de tareas nuevas y más difíciles.
Si el trabajo, de forma transitoria, nos exige demasiado o muy poco, podemos adaptarnos a él, pero si esta situación se repite de forma cotidiana, tanto en exceso (sobrecarga) como por defecto (infracarga), puede convertirse en fuente de estrés.Cuando las demandas del trabajo superan la capacidad del sujeto para responder a ellas, se habla de sobrecarga de trabajo, que puede ser:
Cuando la realización de las tareas plantea pocas exigencias a la persona, se habla de infracarga de trabajo, y ésta puede ser:
Podemos distinguir tres tipos de autonomía:
La falta de autonomía incide en una menor implicación de la persona en la organización, afectando sus motivaciones, generando insatisfacción y disminuyendo su rendimiento en el trabajo. Además, si esta falta de control se mantiene en el tiempo, puede generar ansiedad y alteraciones psicosomáticas.
En la mayor parte de los procesos automatizados, la organización y el ritmo de trabajo dependen de la máquina, reduciendo la tarea de la persona a una serie de operaciones rutinarias y repetitivas, perdiéndose la visión del conjunto del proceso productivo y originando un empobrecimiento del contenido del trabajo y un incremento de la monotonía.
Además, la información que se recibe y se maneja suele aparecer en una pantalla, en forma de símbolos, señales, gráficos, que requieren interpretación (más o menos rápida en función de la tarea que se realiza) de modo que aumenta la carga mental del trabajo. Asimismo se puede producir un empobrecimiento de las relaciones y de las posibilidades de comunicación con otros trabajadores, apareciendo el riesgo de aislamiento.