Cuando existe una fuente de emisión de ruido y un trabajador está expuesto
a ella, lo ideal sería controlar el ruido en el origen, donde se produce.
En muchas ocasiones ésto no es posible, bien por causas técnicas, o bien, en
la mayoría de los casos, por motivos económicos. Es, entonces, cuando se
recurre al uso de EPI.
Antes de llegar a los propios EPI, hay que saber que ante el ruido, lo primero que se debe hacer es su medición, analizar y valorar el riesgo, de acuerdo a lo establecido en la normativa vigente. En cuanto se conozca el nivel sonoro y la frecuencia principal que perturba, entonces se acudirá a la protección que sea más adecuada.
Para cerrar el pabellón auditivo, impidiendo que afecte la entrada del ruido, se pueden utilizar dos equipos:
Orejera:
Protector auditivo que cubre totalmente el pabellón auditivo. Consta de dos
casquetes, uno para cada oreja con un filtro adecuado a la frecuencia
perturbadora y un arnés de fijación, que facilite el ajuste a la cabeza.
Tapón:
Protector auditivo que se introduce en el canal externo del oído y que se
suministra en varias tallas o en material deformable para adaptarlo a
cualquier persona.
Se pueden utilizar indistintamente la orejera o el tapón: lo importante es que el nivel sonoro que llegue al oído sea menor de 80 db (A). Ésto lo proporciona la atenuación del EPI.
A la hora de decidir si usar orejera o tapón, habrá que tener en cuenta:
Para el uso de estos equipos, se deben conocer básicamente dos valores:
El nivel sonoro se conoce realizando una medición; y la atenuación, es decir, los decibelios que baja el EPI, se sabe leyendo las instrucciones del fabricante, que debe traer todo equipo.